“Respecto a la parte de almacenamiento,
se divide en bodega de aceite, prensa, la bodega de mosto cocido,
heniles, pajares, despensas y horrea, […],
los áridos —granos, heno, hojas, paja y demás forraje—
han de amontonarse en tablados”.(Columela, De re rustica, 1, 6, 9-10).
La villa romana de Veranes está situada en el concejo de Gijón, próxima a la antigua ruta romana que comunicaba estos territorios con su capital, Asturica Augusta (Astorga). Los restos arqueológicos que actualmente se pueden visitar en Veranes, pertenecen a la pars urbana de un gran establecimiento de que se construyó en el Bajo Imperio (s. IV d. de C.) sobre las primitivas ruinas de un asentamiento rústico altoimperial de considerable relevancia.
Esta gran casa señorial, perteneciente a un notable propietario, que seguramente se llamaba Veranius, presenta tres fases de reforma y ampliación arquitectónica que se desarrollan a lo largo del siglo IV d. de C. La mansión continuó en uso hasta el siglo V d. de C. El conjunto se organiza en cuatro terrazas excavadas en la ladera que se extienden por una superficie aproximada de una hectárea. Desde un punto de vista tipológico, se puede definir como una villa de tipo lineal con galería de bloque compuesto.
La entrada principal de la villa está en el flanco oeste y da acceso al patio norte. A la izquierda de éste se sitúa el área de servicios, hórreo, cocina y horno y a la derecha, la entrada al resto de las dependencias. Una larga galería cubierta o logia conduce a los espacios de representación situados en el sector oriental del complejo y destinados a la vida social y política. Al sur se localizan una sala de estar o exedra un gran comedor o triclinio que remata en ábside, y los baños o termas que ocupan el frente meridional de la villa.
Al norte, destacan la habitación del señor (diaeta) y una nave rectangular que antecede al principal espacio de recepción (oecus) ceremonial o magna sala de representación pavimentada con un mosaico polícromo. En esta estancia el señor de Veranes recibía a la clientela y a las embajadas públicas o privadas y ejercía su dominio sobre gentes y tierras a un nivel casi equivalente al del propio emperador. La configuración de estos espacios permite suponer que el recorrido ceremonial que realizaban los visitantes de la villa se iniciaba en la entrada del patio norte por donde se accedía a la gran logia abierta al mediodía cuyo recorrido conducía a las salas principales de representación.